La capacidad de embalse y regulación de la cuenca del Guadalquivir muestra una evolución positiva durante las últimas lluvias con un aumento de 1.660 hm³ en las reservas entre marzo y abril

06 June 2025

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir considera que, a excepción de las dos nuevas infraestructuras en las que ya se trabaja, San Calixto y Cerrada de la Puerta, no hay más posibilidades de construcción de presas que supongan un incremento considerable en la capacidad de almacenamiento de la cuenca

Embalse de Melonares, en la provincia de Sevilla, en marzo pasado.

Las reservas de la cuenca del Guadalquivir aumentaron entre el 1 de marzo y el 30 de abril en 1.660 hm³, mientras que en el Sistema de Regulación General el incremento fue de 1.225 hm³, volúmenes que representan un 20,6 y un 21,7% respectivamente de su capacidad total. En contradicción con las informaciones publicadas recientemente, los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) del Guadalquivir muestran que no se podría haber almacenado mucha más agua aunque existiesen más infraestructuras dada la intensidad excepcional de los episodios lluviosos en un corto periodo de tiempo, concentrados además en la parte occidental de la demarcación, que dieron lugar a los consiguiente desembalses y alivios en las presas de esta zona, y a que difícilmente se pueden ejecutar obras para almacenar ese agua desembalsada o las escorrentías generadas por las precipitaciones caídas en la parte no regulada de la cuenca.

La gran cantidad de lluvia acumulada en un periodo de tiempo muy corto (entre el 1 y el 25 de marzo) generó aportaciones extraordinarias en los embalses situados en las provincias de Sevilla y Córdoba. Estas aportaciones obligaron a realizar desembalses al superarse la capacidad de éstos o para mantener los preceptivos resguardos de seguridad establecidos en sus normas de explotación. Cabe recordar que el pasado marzo, con una precipitación media acumulada de 254 l/m² en los embalses de la demarcación, se registró el segundo mayor valor durante este mismo mes en los últimos 25 años tras 2018.

El volumen total desembalsado en la cuenca durante los meses de marzo y abril ascendió a 1.010 hm³, de los que solo 265 hm³ corresponden al Sistema de Regulación General, integrado por diecinueve embalses y desde el que se riegan 350.000 hectáreas, más del 80% del regadío con aguas superficiales reguladas de la cuenca. Estos 265 hm³ equivalen aproximadamente al 20% del volumen desembalsado de este Sistema para atender una campaña de riego con dotaciones plenas.

Todos los embalses de otros sistemas afectados por las lluvias de marzo, ya sean de abastecimiento como de riego, han quedado en una situación óptima para garantizar la atención a la demanda de sus usuarios durante los próximos años.

Asimismo, los caudales que han llegado al estuario del Guadalquivir como consecuencia de las avenidas extraordinarias han tenido efectos muy beneficiosos sobre esta masa de agua, y no solo desde el punto de vista medioambiental o de la regeneración de los ecosistemas, sino que entre los principales beneficiarios de estos efectos está también el sector arrocero, que ha podido comenzar la campaña de llenado de tablas y siembra con niveles óptimos de salinidad.

De esta forma, de los 1.987 hm³ que durante marzo y abril llegaron al estuario desde la presa de Alcalá, 1.010 hm³ procedían de embalses que habían superado su capacidad o resguardo, pero solo 265 hm³ eran del Sistema de Regulación General. A ello hay que sumarles 206 hm³ desde el Rivera de Huelva (embalse del Gergal), 39 hm³ desde el Salado de Morón (embalse de Torre del Águila) y 57 hm³ del Guadiamar (embalse del Agrio) que llegaron al estuario aguas debajo de la presa de Alcalá.

Cuenca regulada en más del 50%

Con más de 50 grandes embalses distribuidos en una superficie de casi 58.000 km2, la cuenca del Guadalquivir está regulada en más de un 50%, siendo una de las más reguladas de todo el país. El área regulada es aquella situada agua arriba de algunos de estos embalses, lo que significa que las escorrentías generadas por las lluvias en estas superficies llegarán a algunos de los citados embalses, donde podrán ser almacenadas hasta completar su capacidad, mientras que las escorrentías de las precipitaciones registradas en la superficie no regulada discurrirán por distintos cauces hasta llegar al Guadalquivir sin encontrar en su camino hasta el mar ningún embalse donde ser almacenadas.

Para la construcción de un embalse se requieren unas condiciones mínimas indispensables, que son la existencia de una cerrada adecuada donde construir la presa, la posibilidad de inundar las tierras ocupadas por el vaso del embalse y la existencia de aportaciones naturales de agua suficientes que permitan su llenado y justifiquen su construcción. Estas tres condiciones solo se cumplen en determinados puntos de una cuenca hidrográfica y en la mayoría de los existentes en la del Guadalquivir, ya hay embalses.

La mayor parte de la superficie no regulada de la cuenca está ocupada por los valles del Guadalquivir y sus afluentes principales. Por su propia orografía, la ubicación de presas en estas zonas supondría la inundación de superficies muy extensas y, en el caso de la cuenca, coinciden con las más pobladas al situarse en las proximidades del tronco del Guadalquivir. Por tanto, son emplazamientos en los que o no existen cerradas donde poder construir una presa, o existen poblaciones que serían inundadas por el embalse y que deberían ser expropiadas y desplazadas. Nadie puede imaginar en nuestros días el desplazamiento forzoso de cientos o miles de personas para la construcción de un nuevo embalse.

El tercer condicionante a cumplir, en el caso de aquellos emplazamientos muy determinados con una cerrada más o menos adecuada y con la ausencia de población afectada, sería que se registraran aportaciones suficientes en estos emplazamientos para justificar su construcción. De esta forma, en los lugares más adecuados para la construcción de un embalse ya existe alguno, y de hecho solo una de las presas actuales, el Tranco de Beas en Jaén, se sitúa en el río Guadalquivir; todas las restantes están situadas en sus afluentes debido a la imposibilidad de construir un embalse en el valle del Guadalquivir.

Nuevas infraestructuras

Desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir se considera, por tanto, muy complicada la justificación técnica de nuevas grandes presas, a excepción de las dos que recoge el vigente Plan Hidrológico del Guadalquivir y que ya tiene en marcha el actual equipo de este organismo de cuenca: la construcción de las presas de San Calixto, en el río Genil, en los términos municipales de Écija (Sevilla) y Puente Genil (Córdoba), y Cerrada de la Puerta, en el Guadiana Menor, entre Jaén y Granada.

Otra posibilidad es el aumento de la capacidad de las presas existentes, una vez que se comprueba que la cuenca de aportación permite asegurar la regulación de más recursos hídricos. Este es el caso del recrecimiento de la presa del Agrio, en la cuenca del Guadiamar, en Aznalcóllar (Sevilla).

Respecto al estado de estas intervenciones, y en contraposición a años anteriores en que no se inició ningún trámite pese a incluirse en el anterior ciclo (2016-20221) del Plan Hidrológico del Guadalquivir, cabe señalarse que el proyecto de recrecimiento de la presa de El Agrio, para aumentar su capacidad de 20 a 60 hm³, ya está redactándose, para lo cual ya se ha iniciado la tramitación de la evaluación ambiental. Asimismo, la Dirección General del Agua licitará en breve la redacción de los proyectos para la construcción de San Calixto, que tendrá una capacidad de 60 hm³, y cuyo anuncio previo ya se ha publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE), y la redacción del estudio de alternativas y del proyecto de la presa de Cerrada de la Puerta, con 280 hm³ previstos de capacidad.

De haber contado este año hidrológico con estas infraestructuras en funcionamiento, y teniendo en cuenta los registros del SAIH de aportaciones en sus ubicaciones y los caudales ecológicos prescritos por el vigente Plan Hidrológico, la CHG estima que el volumen máximo que se podría haber embalsado hubiera sido de 26,3 hm³ en San Calixto y 56,6 hm³ en El Agrio, frente a los solo 5 hm³ en Cerrada de la Puerta (debido a la desigual distribución espacial de las precipitaciones). Y es que hay que subrayar que la función de los embalses no es solo almacenar recursos para el abastecimiento y el regadío, sino también regular y prevenir avenidas, como es un claro ejemplo el caso de San Calixto como medida de protección de Écija ante las inundaciones.

Las lluvias de esta pasada primavera han puesto así de manifiesto el correcto funcionamiento de las presas tanto en lo que respecta a su función de almacenamiento de agua como a su papel de protección frente avenidas. Los desembalses, motivados por las fuertes lluvias, y la imposibilidad técnica para recoger los volúmenes desembalsados y las escorrentías de la zona no regulada no pueden achacarse de ningún modo a falta de infraestructuras o de inversiones.